viernes, 7 de junio de 2013


Más tarde luego, luego de haber cerrado todas sus puertas, se extenderá sobre el lecho, volverá la cara contra la pared y recién entonces se echará a sufrir. Y sufrirá oculto, rebelde a la menor confidencia, a cualquier ademán de simpatía, como si su pena no estuviere al alcance de nadie.
Y durante días, meses, tal vez años, seguirá cumpliendo mudo y resignado la parte del dolor que le asignó el destino.
- “La amortajada”, María Luisa Bombal